martes, 21 de febrero de 2023

MANIFIESTO DE LA PLATAFORMA DE EDUCACIÓN INFANTIL 06 MADRID, SOBRE LA INCORPORACIÓN DEL PRIMER CICLO DE EDUCACIÓN INFANTIL EN LOS CEIP

El Gobierno Regional de la Comunidad de Madrid ha puesto en marcha en septiembre de 2022 el programa de introducción del Primer Ciclo de Educación Infantil en algunos CEIP de la Comunidad. Ante la inminencia de su implementación, unos meses antes, desde los colectivos educativos se hicieron varios llamamientos y actuaciones en las que se manifestaba la necesidad de cumplir los requisitos mínimos establecidos por ley, asegurando la calidad educativa en este Ciclo tan importante y con unas características tan particulares.

Es evidente que desde la Plataforma de Educación Infantil 06 de Madrid, defendemos y aplaudimos la creación de nuevas plazas públicas para niños y niñas de 0 a 3 años, es más, queremos plazas públicas para todos aquellos que se encuentren en esta franja de edad. ¿Cómo podemos entonces oponernos a este proyecto?

La respuesta es bien sencilla: el programa se ha iniciado a comienzos de este curso, sin ninguna consulta con profesionales de esta etapa educativa, sin la suficiente planificación, sin los recursos necesarios y sin un proyecto común que englobe el primer ciclo de Educación Infantil de manera transversal con el Proyecto Educativo de Centro. La incorporación del ciclo de 0 a 3 años se ha llevado a cabo contradiciendo en la práctica el reconocimiento del carácter educativo que la vigente ley de Educación otorga a este primer e importante ciclo de la Educación Infantil en su Artículo 14.2: “El carácter educativo de uno y otro ciclo será recogido en una propuesta pedagógica por todos los centros que impartan educación infantil”.

Paralelamente a esta incorporación, la Comunidad de Madrid ha desmantelado las escuelas infantiles que impartían la etapa completa de 0 a 6 años, un modelo exitoso basado en principios pedagógicos fundamentales y con gran apoyo de las familias. El cierre de estas escuelas ha generado numerosas movilizaciones por parte de profesionales y familias. Todo ello resulta una gran contradicción.

Esta podría haber sido una oportunidad para establecer la etapa de educación infantil como una etapa unificada, con identidad propia y dentro de un proyecto global 0-12. Posibilidad por la cual algunos centros sí han apostado, a base de esfuerzo, dedicación y mucha voluntad. Sin embargo, la realidad en un gran porcentaje de centros dista mucho de este propósito. La Comunidad de Madrid ha manifestado que tiene constancia de muchas deficiencias y propone su inmediata reparación pero sabemos que a día de hoy, siguen sin estar solventadas en muchos casos:

Aspectos pedagógicos:

Las educadoras de éste ciclo no participan en el claustro junto al resto del profesorado, quedando así excluidas y discriminadas por su categoría profesional. La administración no ha integrado éste ciclo en un proyecto 0-12. Hay un gran desconocimiento de la importancia, necesidades y particularidades del ciclo 0-3; se sigue viendo como únicamente asistencial, no con carácter educativo, incluso imponiendo reducir los tiempos de periodo de adaptación a tiempos que para el ciclo de 0-3 no son viables, con el consiguiente sufrimiento innecesario de los niños y niñas.

Recursos espaciales, estructurales, materiales y didácticos:

Actualmente, las clases de 0-3 se han ubicado en las aulas disponibles, sin acomodación previa. Las aulas del primer ciclo se encuentran dispersas en algunos centros, generando problemas organizativos, falta de atención a situaciones que puedan ser urgentes y desorientación en criaturas pequeñas. Tienen que hacer un largo recorrido dentro del colegio para llegar a los patios, lo cual hace imposible salir al exterior ya que son demasiado pequeños para recorrer tales distancias, además de ser inadecuados para estas edades ya que los columpios no están adaptados a su altura y los suelos son peligrosos. Escalones, sumideros, canalones y demás elementos están a la vista, ocasionado un gran peligro.

Los cambiadores situados en zonas sin visibilidad del conjunto de la clase generan riesgos innecesarios. No existe un aseo por aula visible y accesible desde la misma, no todas las aulas de 1 a 2 años tienen inodoro y lavabo, lo que obviamente influye en el desarrollo de la autonomía, el control de esfínteres y la seguridad.

La psicomotricidad se realiza en el gimnasio del colegio, suponiendo un gran inconveniente al ser espacios inadecuados y poco acogedores, con una sonoridad no apta para estas edades, como tampoco lo son los materiales que se están proporcionando. 

El programa ha sido iniciado con mobiliario no ajustado a las necesidades como, por ejemplo, la comida, el descanso, las actividades diarias, los desplazamientos, etc… El material didáctico y fungible es escaso y ante tal carencia el personal educativo ha reclamado su necesidad. A estas alturas del curso la administración sigue sin proveer de elementos suficientes para el buen desarrollo de la vida cotidiana, continuando con la promesa de que su llegada es inminente.

Recursos personales:

No se ha valorado la necesidad de optar por personal con suficiente experiencia laboral en el primer ciclo, para poner en marcha y asentar un proyecto de tal envergadura. Se impone un ambiente laboral especialmente complicado a personal educativo con poca experiencia, sin que se contrate a gente con un amplio bagaje que pueda guiar y apoyar.

Los contratos de las educadoras y maestras solo cubren hasta final de curso con la incertidumbre que eso conlleva. Sólo la educadora coordinadora tiene carácter de permanencia en el centro.

La pésima organización de los horarios de las trabajadoras: no ha tenido en cuenta las necesidades de las horas complementarias, organizadas de media hora en media hora, sin tiempo para reunirse, preparar materiales, programar… una falta de planificación que sin duda dificulta la labor educativa. Ni siquiera se ha previsto ajustar la jornada laboral de los/as conserjes, esto obliga a las educadoras a realizar tareas como la apertura y cierre en días que son lectivos el primer ciclo pero festivos para el resto del CEIP (3-12). Además, los horarios de estos centros no coinciden con los del primer ciclo, cuyo horario es de 7:30 a 17:30 mientras los conserjes trabajan de 8:00 a 17:00. Más allá de la tarea en sí, esto hace que las educadoras y los niños y niñas se encuentren solos en los centros durante los periodos mencionados.

No se les permite salir del centro en el descanso, ni se les proporciona un lugar adecuado en el que cambiarse de ropa (sala con taquillas, ducha, aseo), donde comer, conservar sus alimentos, ni para reunirse. Coinciden en espacios como salas compartidas con AMPAs, actividades extraescolares, etc.

En lo referente a la limpieza, en algunos casos no quieren tener un servicio de lavandería (sea interno o externo) y cargan a las familias con la responsabilidad de lavar la lencería (sábanas, mantas, baberos…) de la que se debería hacer cargo el centro.

Relación con la administración:

La ausencia de responsabilidad por parte de la Administración frente a estas dificultades, ha derivado los problemas sin resolver a las direcciones de los centros escolares, quienes ha recibido instrucciones directas improvisadas y no cuenta con los elementos necesarios para enmendar estas situaciones diarias, impidiendo el buen funcionamiento del proyecto y las condiciones de trabajo óptimas para el personal educativo..

Desde la Plataforma de Educación Infantil 06 de Madrid hacemos un llamamiento a que se diseñe y desarrolle un plan piloto que marque las bases para introducir en los centros este ciclo, tanto en aquellos donde ya se está desarrollando como en los de nueva incorporación. Dicho plan debe contemplar los requisitos mínimos establecidos por ley y considerar los siguientes aspectos:

  • Proyectos educativos con objetivos propios de ciclo y etapa, donde se trabaje con la perspectiva de la unidad de la etapa de Educación Infantil, con formación en los centros. Estructurar y sistematizar la coordinación entre los dos ciclos de infantil, que permita trabajar todos los parámetros que intervienen en la acción educativa para su mejora continua.

    Debe haber un tiempo y un espacio para la reflexión personal sobre el grado de adecuación de los distintos elementos que componen la programación realizada, así como la coherencia con el proyecto educativo del centro. Es por estas razones que el primer ciclo no debe ser algo aislado del resto de etapas, favoreciendo la creación y trabajo de equipos educativos de la etapa completa.

    Es conveniente que los Equipos de Atención Temprana atiendan la etapa de Educación Infantil completa. Que se contemple la concepción del apoyo de una manera diferente a como se realiza en la etapa de Educación Primaria, centrándose en influir en los entornos más cercanos como fuentes de estimulación cotidiana. Lo cual requiere ampliar el foco de atención empleando más tiempo en el asesoramiento a educadoras y familias. Y también contemplar el trabajo de los apoyos de una forma global.

  • Modificar elementos que puedan suponer un riesgo para las criaturas, y disponer de espacios de manera que se facilite la labor pedagógica y la actividad diaria de los niños y niñas, generando espacios y proyectos comunes de convivencia entre las diferentes etapas y ciclos del centro. El espacio debe estar ligado a la seguridad que en estas edades necesitan para poder actuar y, con ello, al desarrollo de su autonomía y a la posibilidad de que se produzca en función de sus posibilidades e intereses.

    Por ello es necesario contar con aquellos espacios y recursos, que estén al servicio del proceso global de enseñanza-aprendizaje con una variedad suficiente y cuidada, con diferentes calidades, y una organización y distribución con criterios que respondan a las necesidades de estas edades. De esta manera, observamos que el espacio no es un marco independiente de las situaciones de aprendizaje que en él tienen lugar, y no vale con cualquier cosa: debe ofrecer estímulos, ya que condiciona las respuestas infantiles e influye en el clima afectivo.

  • Esta etapa temprana requiere la adaptación de espacios y mobiliario en relación a las particularidades propias de estas edades. Solo de este modo será posible fomentar la interacción y la convivencia, favorecer la socialización e individualización generando un marco donde desarrollar las propias potencialidades al ritmo de cada cual. Los principios metodológicos deben inspirar la organización de las aulas y los centros educativos desde la perspectiva de la diversidad en su sentido más amplio.

Todo proyecto conlleva una planificación previa, ausente en este caso y es obligado que exista un seguimiento del plan que permita adaptar y mejorar la labor educativa según criterios de calidad pedagógica. Es imprescindible una evaluación sistematizada por parte de la Administración con los equipos directivos y educativos de los centros, la comunidad educativa y personas expertas en materia de Educación Infantil.



Febrero de 2023


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