Con todos los sectores sociales en contra y sin consulta previa la Consejería de Educación de Madrid ha hecho el reparto de plazas:
Educación Infantil = 74
Inglés = 290
Audición y Lenguaje = 25
Educación Física = 25
Música = 25
Educación Primaria = 25
Pedagogía Terapéutica = 25
Ni siquiera se cubre el cupo de reposición en Magisterio y mientras tanto la Administración sigue diciendo que tenemos un Sistema Educativo de calidad en el que la Inclusión es un principio fundamental. ¿Cómo se va a llevar a cabo siquiera la educación y la integración de la diversidad del alumnado? Esta claro que a costa de las espaldas de docentes y de niños y niñas porque, según la LOE, es la Administración educativa la que ha de proveer lo medios para ello pero, entre otras, ésta que hemos expresado es su respuesta.
Copiamos a continuación la carta de una educadora del primer ciclo donde las cosas, si cabe, aún son peor:
Hoy, me he decidido a compartir con todo el que quiera leerme, la situación a la que me enfrento en el trabajo cada día.
No soy la única pues me consta que realidades parecidas a la mía son habituales en muchas escuelas de 0-3 años, tanto públicas como privadas. No lo hago para ser entendida, comprendida, apoyada o para que se me valore. Lo hago porque están en juego mis principios, mis valores y aquello en lo que creo y, por tanto, no me queda otra alternativa. Esta es una breve síntesis de mi situación:
Estoy en casa con un parte médico de 48 horas debido a que ayer tuve un pequeño ataque de ansiedad (por llamarlo de alguna forma) provocado por la presión a la que me veo sometida en el trabajo. Ese mismo día, le pedí a mi superiora apoyo extra en el aula pero su respuesta no soluciona mi problema. Empecé el curso 2010-2011 con 19 niños de 2-3 años y desde el primer día observamos que uno de ellos presentaba una conducta diferente al resto. Hace un par de semanas , por fin, la psicóloga nos dijo que presenta un espectro autista y que han solicitado todo tipo de ayudas para el curso que viene cuando se escolarice (incluído que ahora vaya 2 mañanas a un centro de estimulación). Mientras tanto, estos 5 meses, he tenido que estar en clase tolerando que el niño salga de clase constantemente (tengo 4 puertas), moleste y haga daño a sus compañeros, haga y deshaga a su antojo, etc.ya que no puedo ocuparme de él solamente. Me es casi imposible hacer nada con el resto de niños pues él interrumpe constantemente. Me gustaría poder entablar con él otro tipo de relación mucho más cercana y colaborativa...pero no puedo. Dentro del grupo tengo un niño agresivo (que ya lo era el año pasado), una niña con síntomas de hiperactividad y déficit de atención (que me perdone por estos adjetivos), etc. etc. (todos sabemos cómo están los niños pequeños hoy día). Acabo agotada y desquiciada si quiero mantener un mínimo de orden y hacer alguna actividad. Para completar el cuadro acaban de entrar dos alumnos nuevos: una niña china que no entiende español y un niño de los más pequeños que empezó el curso y lo tuvo que dejar pues estaba enfermo contínuamente (tiene muchos problemas). Este es el panorama al que me enfrento y ayer lunes exploté después de que el niño “autista” se me escapara de clase justo cuando estaba dando la salida a los niños por la tarde. De los nervios y tensión acumulados, lloré. Fuí al médico por una fuerte jaqueca y un leve mareo (los dolores de cabeza ya son habituales) provocados por la tensión. La solución que mi superiora me ofrece no soluciona el problema (lo que hace es “poner un parche” como suele decirse). Lo que yo estoy reivindicando es que NECESITO una persona conmigo en el aula siempre que el alumno autista esté en la escuela. Es lo justo para él, para el resto de niños y para mí. No quiero mendigar ayuda, ni quiero que saquen al niño de clase (para qué narices viene entonces a la escuela) : quiero lo que es justo puesto que el año que viene este mismo niño dispondrá de todo tipo de personal de apoyo en el colegio donde se matricule (ya está solicitado). ¿Y qué pasa con este año? Y mientras apenas consigo disfrutar en el trabajo debido a la presión y la situación afecta también a los niños. Hace 2 años tuve un niño hiperactivo que me hizo muy difícil el curso. Al año siguiente me enteré que su tutora de 3 años había pedido la baja por depresión.. ¿fué más inteligente que yo? No quiero resignarme ni aguantar...por mucho que otros compañer@s lo estén haciendo. Va en contra de mis valores, de principios y de aquello en lo que creo. Quiero lo que es justo y de sentido común. En este barco estamos todos: docentes, padres y administración (en realidad, toda la sociedad). Esta es la realidad de lo que está ocurriendo. Ahora que cada cual haga lo que su conciencia le dicte.
Un cordial saludo.
Hola,
ResponderEliminarsoy "Hablemosdelainfancia" (permitidme que siga en el anonimato).
Gracias por vuestro apoyo.
Sólo quería añadir una cosa a raíz de unos comentarios que he leído en facebook:
aunque en el testimonio pueda parecerlo no tengo nada en contra de mi superiora. Ella y mis compañeras hacen lo que pueden por ayudarme. Es sólo que ellas ya tienen bastante con su clase y su trabajo y no quiero que por tener yo más apoyo ellas salgan perjudicadas.
Quería dejarlo claro pues no quiero que se las juzgue o critique.
Incluso aunque no veamos las cosas de la misma manera en algunos aspectos.
Dicho esto, espero que cada vez se haga más pública la realidad de cómo se está atendiendo a la primera infancia permitiendo ratios como las que se permiten.
¿Cómo puedes prestar atención de calidad a 20 niños menores de 3 años tú sola cuando hablamos de edades en las que ATENCIÓN es lo que más necesitan?
Un cordial saludo.
Quiero daros a tod@s las gracias por vuestras muestras de apoyo.
ResponderEliminarMe gustaría dejar claro que mi intención es que se escuche lo que tengo que decir, lo que me está pasando...como voz representante de la infancia (es lo que ellos harían si pudiesen hablar - aunque tienen otras formas de expresarlo-) . Mi postura no es beligerante, ni crítica, ni quejica, ni quiero juzgar a nadie. Sólo quiero que se escuche la realidad de lo que ocurre y que cada cual se posicione según el grado de responsabilidad que le toque.
Un cordial saludo,
"Hablemosdelainfancia"
Si bien las plazas han disminuido, opositar en busca de un empleo público sigue siendo una buena opción. Trabajar en el Estado implica estar en posesión de una labor muy bien remunerada que cuenta con amplia flexibilidad de horarios de trabajo y sobre todo ofrece estabilidad laboral.
ResponderEliminarHola Hablemosdelainfancia. Como te hemos dicho en este y en otros espacios te apoyamos plenamente y agredecemos que hayas expuesto esta situación. Está claro que con frecuencia no es "culpa" de las compañeras pero si entendemos que si es importante divulgar estos hechos para que se tome conciencia porque no son aislados. Y nosotras si somos reivindicativas y beligerantes porque creemos que sólo con la denuncia, la unidad y la organización es posible dar luz a lo que está pasando y luchar para que cambie. Un abrazo fuerte y, como te decimos, todo nuestro apoyo
ResponderEliminarEstimado Oposiciones: si bien es cierto lo que dices sin embargo conseguir una plaza pública es más que eso. Es una enorme responsabilidad porque esas condiciones laborales lo son para devolver a la sociedad un servicio público por el que nos paga. Por eso debemos reivindicar que pueda ser desarrollado en las mejores condiciones posibles y la situación actual, ni por recursos una vez que estás dentro, ni por una convocatoria de plazas absolutamente insuficientes pueden dar respuesta a las necesidades que la educación de esta comunidad tiene en estos momentos para que podamos trabajar en condiciones dignas y potenciar las capacidades de los niños y niñas que decimos pretender educar.
ResponderEliminarYa ves un testimonio de una Escuela Infantil Mnicipal (el ejemplo expuesto) y no se queda atrás el 3-6. No se pueden mantener unas ratios como las actuales y eso pasa, entre otras cosas, por un número muy superior de plazas. No se pueden tener 20 criaturas en 2 años ni 25 en tres años (ratios superadas en numerosísimas ocasiones. No es lo mismo 25 niños y niñas de 3 años que de 12 y esa es la ratio común desde 1º del segundo ciclo de Infantil hasta 6º de primaria. La pareja pedagógica hace mucho tiempo que fue abandonada como idea por los colectivos reivindicativos que tienen cierto peso como agentes sociales. ¿Somos consicentes que en lugar de ganar cada vez perdemos más condiciones para desarrollar la acción educativa?
No quiero hacer críticas a la carta angustiosa de esta educadora en su centro. Soy educadora en una escuela pública de gestión directa de la CAM, llevamos luchando y reivindicando desde las escuelas públicas que estas situaciones, no se den. Pero se están dando tan facilmente en las escuelas de gestión indirecta que nuestra lucha se ve debilitada ante la Consejería. Si vosotras las profesionales de los centros de gestión indirecta no luchais, estamos perdidas. Por cierto hace años perdí el concepto de supervisora en los centros no privados. Cada vez se abren más centros de gestión indirecta y no se crean centros de gestión directa. Un saludo
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