El alarmante aumento de la pobreza infantil en España está ya condicionando el desarrollo de miles de criaturas sin que al parecer se viva como un problema central. 250.000 criaturas viven en riesgo de pobreza y exclusión social lo que representa un 30'06% de la población en este país (Unicef 2013).
Pero es que, además, los riesgos no son sólo inmediatos en sus efectos , lo cual debería ya ser suficientemente reactivo para todos nosotros, sino que otros a medio y largo plazo realmente graves para las criaturas y para la sociedad que forman y formarán.
Hay modos de compensar, mientras un sistema neoliberal injusto que domina el mundo pueda cambiar algún día por la presión de quienes lo padecen; pero tampoco estos se tienen en cuenta porque no hay alarma.
¿Cuáles son estos medios para paliar y compensar? Ya no es que lo digamos nosotras sino que son los resultados científicos los que avalan que una atención primaria de calidad y los buenos programas de educación infantil constituyen medios imprescindibles para contrarrestar estos efectos perversos que reciben las criaturas al no ser protegidas por los adultos que comparten su crianza; todo ello a pesar de que la mayoría de los países, incluida España, han firmado la Convención de Los Derechos del Niño.
El estudio publicado en JAMA Pediatrics. afirma que los efectos de la falta de recursos que definen a la pobreza infantil tienen como efecto la asociación con un menor desarrollo cerebral, en el que también influyen el tipo y la calidad de los cuidados recibidos y el grado de stress que pueda sufrir la criatura durante su crianza. Las situaciones y ambiente socio-sanitario-educativo deprivados da lugar a un riesgo significativamente mayor de resultados cognitivos y rendimiento escolar pobres.
Este estudio longitudinal (seguimiento a lo largo de 5 a 10 años) ha sido realizado en la Escuela Universitaria de Medicina de Washington en St. Louis (USA) sobre a niños y niñas de 3 a 6 años que fueron seleccionados en centros de día y atención primaria de la localidad.
En él se concluye:
«El hallazgo de que los efectos de la pobreza sobre el desarrollo del hipocampo están mediados por los eventos de cuidados en la vida y el estrés subraya aún más la importancia de los cuidados de alta calidad durante la primera infancia, una tarea que se puede lograr a través de la educación y el apoyo a los padres, así como con programas de educación preescolar que proporcionen cuidados complementarios de alta calidad y un refugio seguro para los niños pequeños vulnerables»
Este estudio longitudinal (seguimiento a lo largo de 5 a 10 años) ha sido realizado en la Escuela Universitaria de Medicina de Washington en St. Louis (USA) sobre a niños y niñas de 3 a 6 años que fueron seleccionados en centros de día y atención primaria de la localidad.
En él se concluye:
«El hallazgo de que los efectos de la pobreza sobre el desarrollo del hipocampo están mediados por los eventos de cuidados en la vida y el estrés subraya aún más la importancia de los cuidados de alta calidad durante la primera infancia, una tarea que se puede lograr a través de la educación y el apoyo a los padres, así como con programas de educación preescolar que proporcionen cuidados complementarios de alta calidad y un refugio seguro para los niños pequeños vulnerables»
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