«Ahora más que nunca tenemos que estar dispuestos a compartir ya reescribir juntos lo que hace mucho tiempo ya decían y practicaban grandes maestros de nuestro país»
... Los cambios tendrán sentido si se hacen en profundidad y con rigor, con una finalidad clara, que piense cuál es la función de la escuela ahora, y fomentando que «el profesorado sea autónomo y crítico, y que ejerza su libertad, responsabilidad, compromiso y, si es necesario, insumisión. Debemos marcar un punto de partida y cambiar el rumbo del sistema y la mentalidad, por compromiso, por ética profesional, y para desarrollar una mirada crítica sobre el mundo del que forman parte y que contribuyen a conformar », se afirma en el documento.
El objetivo final de la educación es, o debe ser, ayudar a formar personas que sepan crecer en bienestar y dignidad. Cualquier cambio debe tener como finalidad favorecer las experiencias de aprendizaje, y hacer que los niños y jóvenes sean los protagonistas activos, para aprender a convivir, para generar motivación y ser felices.
En una sociedad llena de diversidad, conflictos y retos, el cambio es necesario para conseguir niños activos, críticos, curiosos, comprometidos y sanos, que puedan crecer en dignidad y resolver los conflictos colectivos.
Para seguir leer las conclusiones completas pincha aquí , en el artículo, y al final de la página, donde encontrarás el enlace con ellas.
Lo compartimos plenamente y nos parece una excelente reflexión para llevarnos en este tiempo de vacaciones que llega, con la esperanza de que las y los profesionales de Educación Infantil podamos pronto despedirnos al final de un curso escolar que sea igual para todos y todas, sin diferencias entre el primero y el segundo ciclo.
¡FELICES VACACIONES, FELIZ DESCANSO Y FELIZ DISFRUTE!
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