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viernes, 1 de abril de 2011

Actuaciones de las familias en Canarias por las bajas no cubiertas en los CEIPS

En dos localidades canarias han denunciado la situación a la que se ven abocados sus hijos e hijas cuando faltan sus tutoras. Estas situaciones (pincha aquí) son comunes a cualquier comunidad, desde luego a la de Madrid por lo que animamos a su denuncia y ofrecemos este blog para ello.

Una madre contesta la respuesta dada por la administración:

Eso es, nosotros nos quejamos porque a nuestros hijos los cuidan una media de cuatro o cinco maestros al día, según el plan de sustituciones con el que dice usted que mi hija está aprendiendo a leer y a escribir, -y por cierto, dejando esos maestros de hacer su trabajo estipulado en el centro para cuidar a nuestros niños-, y usted va a castigar a los docentes inspeccionándolos mejor, por si no están cumpliendo... Claro, si ya se sabe, según nuestros avanzados personajes públicos en la Consejería el maestro bueno es "el que es obligado a cumplir". Ese es el mensaje. Para ustedes ya no hay ni uno que haga su trabajo con amor... Siga usted dando ejemplo de discreción con esa desconfianza hacia sus trabajadores para que la sociedad siga tomando esos valores como buenos, que a eso juegan hace años. Viva la actual represión que se vive en Canarias.

Los CEIPS han de tener un Plan de sustituciones en todos los territorios para cubrir las bajas cortas del profesorado de los centros. El problema aparece cuando no hay apoyos suficientes para ello, situación en la que nos encontramos actualmente en la mayoría de las Comunidades que amparándose en la crisis económica han reducido las plantillas de los centros. Nos han reducido los apoyos drásticamente por lo que su función no puede desarrollarse. Ésta no es precisamente cubrir bajas sino APOYAR al profesorado que tiene unas ratios absolutamente excesivas y requiere de la figura de un compañero o compañera para el desempeño de muchas actuaciones (posibles desdobles de grupos, salidas, realización de actividades que precisan de la pareja pedagógica, etc. etc.).

Piénsese que en Infantil tenemos ratios de 25 niños y niñas como mínimo que suelen ampliarse hasta 27, 28 y más, cada vez con mayor frecuencia. Piénsese que muchas de estas criaturas llegan sin haber cumplido los tres años y que el primer curso de 3-6 resulta con frecuencia extenuante para profesionales y criaturas. Sin embargo ahora la única posibilidad es cubrir bajas, pero como su número ha llegado a la ridiculez para cada centro ni para eso llega.
Las soluciones posibles de los centros, en muchas ocasiones, consisten en cubrir como buenamente se puede (repartiendo niños y niñas, pasando cinco o seis profesionales diarios en una sola clase, etc. etc.), pero ya no estaríamos hablando de la educación de calidad que tanto se cacarea en la administración sino en atender lo mejor que se pueda. En estas circunstancias muchas administraciones en lugar de tomar conciencia y resolver el problema intensifican la fiscalización del centro como respuesta a una necesidad sangrante.

La reacción por tanto de las familias nos parece crucial, la toma de conciencia de que sus hijos e hijas no están bien en estas circunstancias, que afecta a su aprendizaje y a su desarrollo y que ellas tienen más poder para reivindicarlo que los y las profesionales.

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