Ha pasado algo más de una semana desde que muchos docentes dieran por finalizado el curso escolar, tal vez la semana pasada quedaran flecos que atar (recoger clases, materiales, cosas personales...). Los centros educativos parecen otros, pero ¿alguien se pregunta cómo se encuentra todas las personas que conforman el primer ciclo de educación infantil en estos centros? ¿Cómo ha ido este primer curso?, ¿sabemos si se plantean una evaluación del proyecto? ¿y las temperaturas?, ¿y el personal que se necesita para que funcione el día a día que se produce en las escuelas infantiles, pero en este caso dentro de los CEIP?
Son muchas cuestiones que se pueden llegar a plantear sobre este tema, sin embargo poco o nada se habla de ello. Queremos mostraros la carta de una educadora infantil dentro de un CEIP de la Comunidad de Madrid. Es un texto que nos invita a conocer una de las, tal vez muchas, realidades que se están dando dentro de los centros educativos. Leed, reflexionar y tal vez proponer alguna solución a cuestiones que se plantean.
Carta de una educadora
infantil, perteneciente a un CEIP.
Esta
carta va dirigida a quien quiera o pueda ayudar a mejorar las
situaciones que se viven a día de hoy en los CEIP de la Comunidad de
Madrid en los que se han implantado las enseñanzas del primer ciclo
de Educación Infantil.
Muchas
de las educadoras implicadas en el proyecto hemos intentado hacer
llegar nuestra realidad tanto a la administración, como a los
sindicatos, asociaciones dedicadas a mejorar la calidad educativa, en
fin, a todo aquel que nos ha querido oír.
En
verdad, a día de hoy nada ha cambiado, los problemas con los que
comenzamos se han enquistado, o han ido a más y no parece que nadie
les quiera poner solución.
Así
comenzó y así continúa….
Cada vez que oigo en las
noticias que se ampliarán el número de plazas públicas en el
primer ciclo de educación infantil para el próximo curso 2023-2024,
y que se hará a través del nuevo proyecto estrella de la Comunidad
de Madrid (la introducción del primer ciclo de educación infantil
en los CEIP), me llena un sentimiento de tristeza y enfado. Pues ya
me hago una idea de cómo será el comienzo de curso para las
personas a las que se destine en estos puestos, pues yo ya lo he
vivido.
A mi parecer y después de una
profunda reflexión, este proyecto lejos de ampliarse, debería de
paralizarse y analizar el trabajo de este curso escolar que ya está
terminando. Tratarlo como un proyecto piloto, en el que los centros
que ya están abiertos a esta nueva experiencia, puedan analizar
todas los pros y contras y ver la manera de solucionarlo.
Y
de esa forma no solo tratar de ofertar más plazas, si no que éstas
sean de calidad.
Pienso en las familias sobre
todo, a las cuales se les dice que en estos centros se trabaja con
los menores de la misma manera que en una escuela infantil de la red
de Escuelas Infantiles públicas de la Comunidad de Madrid y desde
luego no creo que sea así en ninguno de los CEIP.
Cuando esta aventura comienza
en el mes de julio de 2022, las educadoras coordinadoras, hicimos un
grupo de trabajo, en el cual pretendíamos unificar y poner en común
documentación, ideas…en fin, un lugar en el cual volcar toda
nuestra experiencia como educadoras infantiles (casi todas tenemos
una amplia experiencia e incluso algunas de nosotras hemos
desempeñado cargos de secretaría en Escuelas Infantiles).
Estábamos ilusionadas, por
qué no decirlo, con esta nueva aventura, la cohesión del primer
ciclo y segundo ciclo de educación infantil. Para las personas a las
que nos gusta nuestro trabajo, esto fue un reto, que aceptamos con
agrado y mucha ilusión.
Las primeras sorpresas no
tardaron en llegar, lejos de estar todo preparado para nuestra
llegada y en el mes de julio, y poder dedicarnos a ultimar
documentación, decoración… las obras tardaron en finalizarse en
muchos casos, hasta mediados y finales de septiembre.
Es en este momento cuando
comienzan a observarse diferencias entre los distintos centros y
direcciones, algunas de ellas pusieron a disposición de las
educadoras y de su saber hacer el dinero necesario para dotar, con lo
imprescindible las aulas y la escuela, (menaje, lencería,
mobiliario, juegos didácticos, acondicionamiento de aulas….) en
cambio en otros no se aprovechó estos momentos para comprar
materiales, si no que se instó a las educadoras a esperar, con la
promesa que nos llegaría de dotación (en la práctica hay centros
en los que a mes de enero – febrero de 2023 no había llegado la
nevera de bebés, los pañaleras o el material didáctico que todavía
se espera a día de hoy).
El personal que debía
acompañarnos en esta aventura tampoco estaba, llegando a
incorporarse el día siete de septiembre e incluso más tarde, al
mismo tiempo que los alumnos y familias, con lo que esto supone.
Entrevistas iniciales, el primer encuentro con las familias,
encuentro que debe proporcionar seguridad y confianza y más este
caso.
Como podéis imaginar la
precipitación en la repartición de tareas entre las educadoras, fue
tremenda y muy dura de sobre llevar. A eso hay que añadir la falta
absoluta de materiales didácticos, todo esto hizo de este comienzo
de curso algo que desde luego yo no he visto en los muchos años de
experiencia que tengo.
Aun así, seguimos
“arrimando el hombro”, teniendo siempre presente el interés
superior del menor.
El intercambio de información
con las otras educadoras coordinadoras era frenético, todo para
conseguir que todo se asentara y poder empezar a educar en
tranquilidad y con los medios necesarios a nuestros alumnos.
Todas teníamos presentes que
los comienzos son duros y por nuestra parte no iba a ser, seguimos
luchando día a día porque los niños y las familias, tuvieran
acceso a la educación de calidad que se les había prometido.
Con el curso empezado y sin
tiempo para reflexionar, nos vimos embarcadas en un periodo de
adaptación durísimo (pues, al ser de nueva creación, los grupos se
incorporan a la escuela en su totalidad). El equipo educativo que
dadas las características de comienzo de curso al que nos
enfrentábamos, hubiera necesitado de tiempos de reflexión y de
simplemente conocernos. Pero el día a día, sin tiempos para
coordinarnos, iba dejando de lado muchos aspectos, importantísimos.
Ni
que decir tiene, las educadoras centramos toda nuestra atención en
sacar adelante este proyecto y atender lo mejor que podíamos a
nuestros alumnos y alumnas. Sin tener en cuenta como se estaba
tratando a nuestro colectivo a nivel laboral.
Enseguida
las direcciones de los centros, comenzaron a trasladarnos con sus
acciones el gran desconocimiento que tienen sobre la figura de la
educadora de infantil, pues somos personal laboral contratado por la
Comunidad de Madrid.
Tenemos
un convenio que nos rige y regula y que contempla entre otras cosas:
La necesidad de tener un
lugar digno en el que poder cambiarnos de ropa y dejar nuestros
enseres (con servicio y ducha, como así marca la normativa).
Ropa de trabajo (que no
uniforme) de calidad, en número suficiente.
Un lugar agradable, donde
poder comer (en el que deberíamos tener acceso a un lugar donde
poder refrigerar nuestra comida, calentar nuestra comida y poder
lavar nuestros enseres).
Los lugares, que los centros
nos han facilitado para esto dejan mucho que desear en cuanto a
privacidad, limpieza y comodidad. Y en la práctica totalidad no
cumple, con los mínimos que marca la normativa vigente.
El respeto y reconocimiento a
nuestras funciones, que están claramente determinadas en la orden
de comienzo de curso, a la cual incorporaría la función más
importante, asesorar y dar a conocer al equipo directivo y maestras
responsables las características evolutivas y aspectos
fundamentales que rodean a los/as niños/as de estas edades.
Tareas de docencia (informes
trimestrales, reuniones con las familias, tutorías, planificar y
llevar a cabo la programación de actividades, velar por el
bienestar de los niños y niñas a nuestro cargo). Para poder
llevarlas a cabo con profesionalidad y rigor, se nos debe de
respetar las horas semanales de complementarias. En ningún caso
debemos de realizar tareas como apertura y cierre de centros,
control de acceso de puerta, limpieza, cocina, cambio de lencería…
En muchos centros se fuerzan estas situaciones poniendo en un apuro
a la educadora, que tiene que elegir entre “colaborar” o
enfrentarse a la dirección.
Poco respeto a nuestras
reuniones semanales (reunión de ciclo – claustro) tan necesario,
para consensuar y llevar a cabo una labor de calidad, por la que
muchas de las direcciones de los centros muestran un absoluto
desprecio hacia ellas (dejando fuera de este a las personas que
cubren los horarios ampliados, por lo que solo se reúnen 4
educadoras más la maestra coordinadora, mermando así el
funcionamiento del mismo).
Para las personas que
contamos con la suficiente experiencia estos tiempos son tan
necesarios para crear “escuela” para conseguir una educación de
calidad, que nos da profunda tristeza que no se traten con la
seriedad que requieren.
Continuos tiras y aflojas,
para poder disfrutar de nuestros derechos, nuestros días libres
designados por convenio. Las educadoras infantiles en los CEIP, nos
sentimos en la necesidad de recordar una y otra vez cuales son
nuestros derechos, lo cual unido a la carga de trabajo es agotador.
Por lo que pedimos a las
direcciones de nuestros centros de trabajo y a la administración que
regule esos derechos y que se vean plasmados en el plan de
convivencia, reglamento de régimen interno o el documento adecuado,
por el que se rigen los CEIP. Como así lo tienen recogidos los
maestros.
Es importantísimo que se
revise la figura de la maestra coordinadora, ya que, en ocasiones, no
cumple con la distribución de su jornada no estando en aula los
tiempos que por convenio e instrucciones de comienzo de curso tiene
marcados.
Desoye
o ningunea la experiencia de la educadora coordinadora e incluso
dificulta la marcha normal de las aulas, interviniendo en cada acción
que por norma debe de realizar la tutora responsable de aula.
En
muchos centros nos llegan desde la coordinación con el segundo
ciclo, propuestas que en muchos casos por la idiosincrasia de nuestro
alumnado, no podemos llevar a cabo. ¿hasta cuándo se van a tener
que adaptar nuestros alumnos/as a ritmos y propuestas poco acertadas
para sus edades?
Cuando
proponemos ideas alternativas se nos dice que “debemos de
adaptarnos, que ya no estamos en una escuela, estamos en un colegio”.
Si la maestra responsable es
nuestra voz en el claustro del colegio, ¿qué pasará cuando haya
discrepancias, entre el equipo de educadoras y la maestra
responsable? Si tienen en cuenta nuestra profesionalidad y
experiencia…. ¿Por qué no se nos permite expresar nuestras ideas,
planteamientos o aportaciones al CEIP en el claustro? ¿o es que no
importan?
En los CEIP se dan dos
vertientes muy curiosas; por un lado, nos vemos en ocasiones a
hacernos cargo de nuestros grupos casi sin apoyo (por una mala
distribución de los tiempos, y dado que algunas maestras no cubren
incidencias) y por ejemplo no estamos dadas de alta para poder
atender a las familias por vía telemática. La explicación que se
nos da, es que no somos personal docente…. ¡Y así todo!
Durante
todo este curso, una de las más preocupantes circunstancias que he
detectado es que, la administración no ha contemplado los nuevos
horarios que rigen este proyecto (las escuelas infantiles están
abiertas desde las 7.30 hasta las 17.30). Como parte del colegio
debemos tener cubiertas una serie de necesidades como son tener a
disposición durante toda la jornada un conserje, que realice las
funciones que tiene establecidas y que, sobre
todo, nos pueda dar cobertura ante un accidente o eventualidad que
amenace la seguridad tanto de los menores como de las educadoras.
Y personal de limpieza suficiente para mantener unos mínimos de
limpieza, sacar basuras….
Necesitamos urgentemente
que la administración local de ayuntamientos y el gobierno
autonómico que pongan de acuerdo y regulen esta nueva situación de
horarios y personal.
En
algunos centros los horarios ampliados, se quedan desprovistos de
estas figuras lo que hace que las educadoras deben afrontar una nueva
tarea, el control de acceso, que les hace indudablemente desatender
el cuidado de los alumnos/a.
Urgimos
a los centros a que regulen los planes de actuación ante cualquier
emergencia tanto si afecta a los menores, educadoras o el edificio.
A
nuestro entender deberían de poner por escrito, cuál sería el plan
de actuación ante cualquier asunto de gravedad
que pudiera ocurrir, cuando hemos realizado esta petición se nos ha
dicho que debemos llamar al 112. Pero ¿Quién llamaría la educadora
que estaría atendiendo al menor……?
Por
experiencia les digo que ante un suceso de gravedad es necesario que
haya varias personas para solventarlo.
Necesitaríamos que alguien
nos informara de que personas tienen que estar en el centro (por
ejemplo, los días que no hay colegio los últimos días del mes de
junio y el mes de julio). ¿Quién es nuestro superior estos días,
cuál es su horario, quien abrirá y cerrará el centro, que ocurrirá
con el servicio de limpieza…?
La última vuelta de tuerca, a
nuestro colectivo, está a la vuelta de la esquina, al comienzo del
próximo curso. La información que nos llega sobre las maestras
responsables (sus horarios, responsabilidades, su aumento
salarial...), nos deja aún más intranquilas, pues puede empeorar
aún más nuestra situación laboral (se habla de que deberíamos
asumir responsabilidades “extra”).
En
muchas ocasiones diferentes compañeras nos hemos puesto en contacto
con los superiores directos de nuestras consejerías (pero no hemos
recibido respuesta).
También con los sindicatos y
otros agentes sociales.
Necesitamos que alguien
revise como marcha el proyecto, pero no solo hablando con las
direcciones de los centros, las educadoras infantiles, tenemos mucho
que aportar, pero desgraciadamente no se nos ha tenido en cuenta.
¿Y si se pide
asesoramiento a los Centros en los que si se está funcionando de
manera muy favorable?
¿Y si se nos citara para
aportar nuestra memoria anual de aula con los planes de mejora y
nuevas actuaciones a realizar el próximo curso? Nosotras estaríamos
encantadas y así conocerían de primera mano la situación que nos
ocupa.
Muchas gracias por su
atención y seguiremos esperando alguna respuesta.