sábado, 10 de enero de 2015

¡QUÉ PRIVILEGIO SER MAESTRA! SOMOS MILES Y A CADA UNO SE NOS CONOCE POR EL NOMBRE.

Viçens Arnaíz vuelve a poner palabras a los sentimientos de much@s de nosotr@s. Aquí os las dejamos:


¡Qué privilegio ser maestra! Somos miles y a cada uno se nos conoce por el nombre.
Educar y educarse exige comunicarse. Por eso salimos al encuentro. Educar es relacionarse bondadosamente, es provocar pasiones... ¡Por esto ser la maestra se asemeja tanto a ser la amiga!
El “¡yo solo!”, el hambre de autonomía sólo se consolida si no implica quedar a la intemperie. ¡Para eso estamos los maestros!
¡Qué necesario es que nos ayuden sabiendo que enseñar es dejar aprender! ¡Éste es el trabajo de los maestros!
Somos pescadores de ideas, guías en los territorios de la felicidad, incendiarios de imaginación, observadores meteorológicos, descubridores de vidas, admiradores de gestas. También hacemos de red para quien “se la juega”. Somos inventores de juegos, descubridores de cuerpos, pintores de mundos,…
¿Y por qué no? alguien les tiene que asegurar el beso que no les llega y alguien tiene que ponerles un plato cuando no lo tienen. ¡Sí, claro… claro! ¡Entonces también estamos!
¡Qué fácil es empezar a faenar el adentro cuando tienes cerca a tu maestro!
 A veces no contamos con el reconocimiento social que precisa la educación. Aun así ningún alumno olvida los buenos maestros que ha tenido.
Cada maestra habla 10… 100 lenguajes o los que haga falta. Cada maestro tiene 20, 40, 50 ojos y otras tantas orejas y muchas más manos.
Tratando de estas cosas les comenté: “... cada padre y cada madre sois como 100 maestros”.


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