martes, 23 de enero de 2018

EN DEFENSA DE LA EDUCACIÓN INFANTIL (M. Antonia Casanova)

María Antonia Casanova defiende en este artículo la esencia de la educación infantil:

Hay edades “críticas” para alcanzar determinados aprendizajes. Es en ellas cuando se adquieren con sentido, comprendiendo plenamente los contenidos que se trabajan partiendo de la madurez cerebral necesaria. El hacerlo antes solo conduce a fracasos, desencantos, trastornos que no debieran presentarse… No hay que correr sin saber hacia dónde se va ni qué metas se pretenden. Suele ser para peor. El conocido “elogio de la lentitud” habría que aplicarlo en la educación. Respetar los ritmos evolutivos de cada alumno (más aún en edades tempranas) es la clave del éxito en la vida y de que el niño no rechace la escuela porque se le exijan rendimientos imposibles.
Dejemos que los niños jueguen, canten, dibujen, bailen, aprendan a convivir, a relacionarse, a cooperar, a conocerse a sí mismos, a dominar su cuerpo y a comprender su entorno. También, claro está, a avanzar en actividades y habilidades que les van a resultar útiles en su educación institucional…, pero tranquilamente, sin carreras inútiles, improductivas y, desgraciadamente, negativas en demasiados casos.
En definitiva, yo abogaría porque no se reflejase en la regulación legal de Educación Infantil nada relacionado con aprendizajes considerados como estrictamente escolares (lectura, escritura, cálculo), de manera que, evidentemente, no se prohíba trabajarlos, pero tampoco se obligue a hacerlo.
Me viene a la memoria el poema de León Felipe, que resume claramente la finalidad de la educación para todos:
“Voy con las riendas tensas
y refrenando el vuelo
porque no es lo que importa llegar solo ni pronto,
sino llegar con todos y a tiempo”.
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