lunes, 14 de marzo de 2016

LA EDUCACIÓN EN EL BARRIO DEL PAN BENDITO DE MADRID, UNA ASIGNATURA PENDIENTE

Nos llega esta carta de una educadora que trabaja en la Escuela Infantil Los Títerres situada en el barrio de Pan Bendito de Madrid, un barrio históricamente castigado por la marginación y el abandono que sufre la crisis de modo extremo, situación que revierte en el propio desarrollo de la Educación Infantil pues la Escuela sufre las consecuencias, incluso de violencia, que la falta de políticas integrales administrativas provocan.
Es preciso que haya una apuesta real de la Junta de distrito correspondiente y del Ayuntamiento para dar salida a una grave situación que sufren familias, profesionales y, especialmente, las criaturas de este entorno. Un espacio de calma y de paz para las criaturas ha de ser preservado porque supone una gran aportación para la comunidad en la que se inserta, pero precisa el apoyo de la administración para seguir realizando una labor imprescindible.
Publicamos la carta para difundir la situación y nos sumamos a las peticiones que la propia escuela ha realizado a las administraciones correspondientes:
------------
Soy una educadora que trabaja en la Escuela Infantil “Los Títeres”, ubicada en Pan Bendito.
   Nuestra Escuela Infantil, "Los Títeres", está ubicada en el barrio de Pan bendito. Este barrio ha sufrido como muchos otros barrios el azote de la crisis y de los recortes sociales, desde hace décadas.    Esto ha llevado a crear situaciones familiares muy desestructuradas, con graves problemas económicos, paro laboral, infraviviendas, desahucios, drogadicción, alcoholismo, exclusión social y como consecuencia de todo esto un alto nivel de violencia estructural.
   Nuestra Escuela era una isla. Tenemos un total de 112 alumnas/os matriculadas/os, el 43% de las familias cobran el RMI, el 23% tienen exención de cuota, y tenemos un 43%  de niñas y niños de etnia gitana. Nuestra Escuela siempre ha tenido mucha población diversa. Tenemos un aula preferente de niñas y niños de Espectro Autista y eso enriquecía las aulas. Pero se está convirtiendo en un gueto y aunque hemos sufrido sucesivos robos en las Escuela los fines de semana, la falta de limpieza de la misma (tiran basura desde las ventanas), etc., siempre hemos trabajado en un buen ambiente.
   Un suceso vino a romper en el 2011 esta convivencia. Ocurrió un tiroteo entre bandas rivales a la hora del patio, cuando las niñas y niños estaban en el mismo, a las once de la mañana y a escasos metros de la Escuela. Esto hizo que nuestros cimientos se movieran, que viéramos la cara más amarga del barrio y que nos sintiéramos más vulnerables que nunca. Enseguida subimos con las niñas y los niños al aula y comenzamos a bajar las persianas y a cantar, para que ellos/as no notaran nada, pero sentimos miedo. En aquella ocasión, denunciamos los hechos, salió en los medios, etc., pero ahí quedó todo y seguimos trabajando. 
   El pasado miércoles 2 de marzo ocurrieron dos hechos muy graves, dentro de la Escuela, por la mañana un padre agredió a su pareja en el pasillo de entrada de la misma y ese mismo día por la tarde, un padre agredió a una educadora en el aula, luego bajó a dirección y siguió agrediendo verbalmente a la directora del Centro.  Ambos hechos ante la mirada inocente de las niñas y niños que allí estaban. Estos hechos ocurren con mayor frecuencia en la Escuela.
   Las personas que trabajamos en la Escuela, nos hemos esforzado por trabajar para las niñas y niños de este barrio, ofreciéndoles otro modelo de convivencia, basado en el diálogo, el respeto, en la aceptación de lo diverso, en la solidaridad, mostrando formas de comunicación no violentas entre las personas. Y aunque solo es la aportación de un granito de arena, estábamos contentas con nuestro trabajo. Notamos asimismo un aumento de la agresividad y violencia en nuestras aulas, a pesar de que trabajamos con niñas y niños muy pequeños, sobre todo en el segundo ciclo.
   Pero se ha vuelto a traspasar una línea, la violencia ha llegado ya al corazón de la Escuela, y eso no lo podemos tolerar. Primero porque no podemos garantizar la seguridad de las niñas y niños con las que trabajamos, ni nuestra propia integridad física. Volvemos a sentir miedo.
   Queremos seguir trabajando sin miedo, que la Escuela sea diversa y no se convierta en un gueto y que todo el trabajo realizado hasta ahora no se pierda y pueda contribuir a seguir haciendo felices a las niñas y niños de este barrio.
   Por eso hacemos un llamamiento a la Comunidad de Madrid y al Ayuntamiento para que se realicen las acciones necesarias para que nuestra Escuela pueda integrarse en el barrio para enriquecernos mutuamente. Porque creemos que la Educación puede transformar, pero debe tener recursos suficientes para ello, y eso ya no está en nuestra mano. Muchas gracias 



1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por vuestro apoyo.