sábado, 8 de noviembre de 2014

Muchas Escuelas Infantiles de la Comunidad de Madrid llevan desde mayo sin cobrar las partidas administrativas

Publica El Diario de Cádiz que "la Junta no paga desde julio a las Escuelas Infantiles conveniadas y que eso las ahoga", lo que lamentamos profundamente. (Ver más pinchando aquí)

 Pero, cuando leemos noticias como esta nos preguntamos por qué en Madrid nadie se hace eco de lo que ocurre salvo cuando hay "carnaza" para que la prensa pueda ocuparse del problema. Esta circunstancia ocurrió en septiembre de este año, cuando la directora de una Escuela de gestión directa envió una nota a las familias informándolas de que los niños y niñas no podrían asistir al comedor porque no disponían de fondos para poder hacer frente a las facturas de los proveedores.

   En Madrid, no desde julio, sino desde mayo, muchas Escuelas Infantiles de gestión indirecta, dependientes de la Comunidad de Madrid, no han recibido las partidas comprometidas por la administración para hacer frente a los múltiples pagos que una Escuela ha de afrontar, incluidos los salarios de l@s profesionales. Esta circunstancia se da igualmente en muchas de las que dependen de los ayuntamientos madrileños.
Nos preguntamos qué pasaría si los prebostes de la Comunidad y de los municipios llevasen sin cobrar sus nóminas desde entonces.  Pues eso es lo que ocurre en muchas Escuelas Infantiles, pero no sólo ahora sino desde hace años.

   De esta forma se hace patente una de las grandes trampas administrativas para potenciar la gestión indirecta de centros públicos: ahorrarse el gasto real que representan las plazas escolares públicas, a costa de l@s profesionales que se ocupan de cubrir un servicio público en condiciones privadas. Pero es que ello también repercute dramáticamente en las condiciones de las criaturas que tienen menos profesionales a su servicio y más inestables laboralmente y peores condiciones ambientales (alimentación, cantidad y calidad de material,...).

  El miedo a perder las centros en los futuros concursos hace que las empresas que gestionan estas escuelas callen, esperando a no ser castigadas con la pérdida de su cesión. Mucho nos tememos que el silencio sólo contribuya a ir desangrando más la red, como ha venido ocurriendo hasta ahora. La unión de todos los centros que están en estas condiciones para denunciar públicamente la situación y, en bloque, exigir el pago de lo conveniado, en los plazos establecidos, sería una oportunidad.

  El silencio es comprensible para quienes temen perder sus puestos de trabajo, pero no sólo no garantiza que se mantenga la gestión de las escuelas, sino que provoca que se oculte una realidad vergonzosa: la de trabajar en condiciones laborales insufribles para que la Comunidad de Madrid pueda segur diciendo que tiene una red de Escuelas Infantiles que está bien tratada.

MENTIRA señor@s, MENTIRA.

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