Aquí dejamos el comienzo del apartado de Infantil:
Recomendamos para el periodo de transición-reapertura de las áreas de enseñanza: La apertura del sector debe instaurarse lo antes posible para evitar el gran impacto que ya ha ocasionado, pero debería ser gradual, considerando que la pandemia ha conllevado una falta de enseñanza masiva en los niños, perdida de la actividad en los docentes y sin duda inequidades sociales en cuanto al aprendizaje; pero en todos ha conllevado a una suspensión brusca de la experiencia vital asociada al modelo educacional que podrá tener impacto en la salud psicosocial de los menores. Con todos estos condicionante, sigue siendo muy importante minimizar el riesgo de nuevas infecciones
- 1.- Guarderías-Escuelas infantiles: áreas de máximo riesgo por la enorme dificultad de cumplir las medidas de aislamiento. Por la necesidad de contacto físico estrecho entre el profesor cuidador y los niños, este grupo de edad (0 a 3 años) es el de mayor nivel de riesgo de cara a un posible contagio o transmisión del coronavirus. La recomendación general es, que no se incorporen a las escuelas infantiles, en la medida de lo posible, hasta el control total de la epidemia...."
Comprendiendo la angustia económica que muchos centros privados de educación infantil sienten o que sienten muchas familias que han de ir a trabajar y no tienen dónde dejar a sus criaturas, creemos que no es la vuelta a las clases en Infantil la manera de paliarlo. Son políticas sociales y laborales que no paramos de reivindicar a consejerías y ministerios que no son solo los de Educación: subvenciones, permisos como el de baja maternoparental, ahora por fuerza mayor para uno de los progenitores, reducción de jornada, alternancia de turnos que las empresas tenga la obligación de conceder para el cuidado de hijos o hijas, etc.
Además del debate acerca de qué es conciliar, la función que tiene la escuela y los derechos infantiles desde el nacimiento, esta es una situación especial, en la que deben converger políticas públicas desde distintos sectores para ofrecer soluciones posibles y compatibles con los derechos infantiles y adultos. Por ahí hay que encauzarla, no concentrando a las criaturas sin seguridad. No pedimos nada especial en este tiempo porque, en todo caso, también especiales son muchas cosas de las que se están organizando ahora para dar la respuesta posible a una situación tan dura, tan especial.Pensemos solo que, si las distancias de seguridad que aconsejan desde sanidad son una medida imprescindible de protección, no parece muy sensato que la respuesta al problema sea reunir a niños y niñas de edades que requieren del contacto físico y las caricias para crecer sanos, a quienes hay que alimentar, cambiar o acunar. ¿O lo hacemos como en estas fotografías que muestran espacios infantiles en Francia?
Quienes minimicen esto quizás saben poco de infantil, pero no tiene disculpa que lo hagan profesionales del sector. Si son las razones económicas las que lo determinan, que hablen y reivindiquen razones económicas, pero no a costa de asumir una asistencialidad precaria, de minimizar unos riesgos reales y advertidos también por la OMS para las criaturas y, por extensión, para profesionales y familias.
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