Educadorasdeinfantil.es ha publicado en su blog una entrada que nos invita a reflexionar sobre las escuelas de horario prolongado, sus efectos y la causa de que existan, sobre nuestra postura como educadores y educadoras y sobre la necesidad de encontrar soluciones conjuntas.
Os copiamos el enlace para que veáis la serie de comentarios y podáis opinar. La opinión crea estados de ánimo colectivos y éstos son motores para el cambio posible.
http://www.educadorasdeinfantil.es/?p=198&cpage=1#comment-73
Escuelas Infantiles de horario prolongado
A Raíz de un muro publicado en Facebook por Alicia Vallejo Salinas en el que se ha empezado a debatir sobre la pertinencia o no de una apertura tan prolongada, he pensado algunas cosas que habitualmente me rondan por la cabeza y que me gustaría compartir con todos.
Las educadoras de E. infantil tenemos noticias de primera mano de cómo se comportan los niños, cómo lo hacen los padres, lo difícil que es conciliar, lo absurdo de la legislación en el primer ciclo de E.I., la falta de recursos que tienen las familias (recursos sociales, familiares, económicos a veces; recursos vitales, mentales, formativos…) para afrontar la paternidad-maternidad con solvencia.
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La sociedad actual (pónganle uds. el calificativo que les cuadre) exige el triunfo, concebido éste como una acumulación de posesiones, una gran red social de compromisos fatuos, y una buena posición económica. Los que no pueden luchar por todo esto, luchan por llegar a fin de mes con lo mínimo imprescindible (alimentación, ropa y calzado, educación, vivienda…) cubierto.
A unos y a otros les cuesta mucho conseguirlo. Cada uno tiene una serie de dificultades. El acomodado no puede parar porque pierde estatus. El que tiene dificultades porque si para no puede comer.
Hijos de ambos tipos de ciudadanos llegan a las escuelas de 0-3 . Y nos damos cuenta de las dificultades que tienen para poder pasar más tiempo con sus hijos.
Desde la orilla de la educación, aún cuándo comprendemos que son necesarios más recursos, nos resistimos a ser nosotras quienes los proporcionemos porque creemos que no es más escuela lo que los niños necesitan sino más tiempo con sus padres, con sus familias.
Así que nos ponemos a demandar a las administraciones que doten de otros recursos a la infancia para que esta pueda desarrollarse bien.
Pero nos olvidamos de las necesidades de los padres. Si, ya se que no es asunto nuestro, que son ellos los que deben reclamar.. Pero ¿es tan difícil ayudarles a encauzar sus demandas?, no podríamos enseñarles otros caminos para la conciliación que no pasasen por el exceso de horas de permanencia de sus hijos en las escuelas?
Padres y maestros- educadores nos vemos falsamente enfrentados. Estoy convencida de que ambos queremos hacer de los niños ciudadanos completos, solidarios, asertivos, bien criados, bien educados, críticos, participativos… en fin todas esas cualidades tan necesarias para ser una PERSONA. Lejos de ceder a ese falso enfrentamiento, podríamos colaborar escuchando y asumiendo lo que los unos pueden enseñar y aprender de los otros.
Es una postura fácil aprovechar recursos ya existentes hasta la extenuación (como se hace al prolongar la estancia de los niños en las escuelas) y no mirar los problemas desde diferentes puntos de vista. Se me ocurren varios: reducciones de jornada , sin reducción de salario, excedencias conservando antigüedad, obligación de que las medidas sean tomadas por ambos progenitores al 50% ( se avanzaría un paso en la igualdad efectiva y tendríamos oportunidad de saber, de primera mano lo que es la crianza y educación de un niño) horarios razonables, que en los tres primeros años de vida de un hijo, el tiempo dedicado a desplazamientos fuera computado como trabajado…
Cómo se consigue esto? Todos lo sabemos : convenios colectivos, participación ciudadana en las decisiones políticas , reuniones con diputados, asociaciones de afectados . Hay múltiples frentes a los que acudir, pero si no nos movemos, si no estudiamos cual es nuestro problema y proponemos soluciones razonadas a quienes tienen algún poder, no van a venir a ponernos en bandeja lo que necesitamos.Resulto utópica? Exijo trabajar demasiado? Un perezoso dirá : tres años pasan pronto, y tiene razón. Pero las carencias de esos primeros años, se arrastran toda la vida.
Todas las criaturas, desde el nacimiento, tienen derecho a una educación respetuosa, cuidada, sana, cálida, libre, feliz y digna; ser protagonistas de su desarrollo en una relación armónica con sus iguales y con el patrimonio común de la humanidad. Exigimos políticas de Primera Infancia, sociales y públicas, una etapa de educación infantil inclusiva, con identidad propia; reconocimiento de la ciudadanía de los niñ@s y que las administraciones y la sociedad civil garanticen estos derechos básicos
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