Nuestros niños y niñas llegarán a las aulas el viernes 8 de
septiembre y se encontrarán con realidades diferentes, por desgracia y en
general lesivas para sus derechos, distintas también según el municipio del que formen parte. Si por
un lado tenemos una nueva red de Escuelas Municipales Públicas en la ciudad de
Madrid que verán sus condiciones muy mejoradas porque contarán con dos personas
adultas en cada una de sus aulas para acogerles, en la mayoría de los centros
de 03 y de 3-6 del resto de la comunidad seguirán teniendo que compartir
espacios masificados. Estos espacios estarán tutorizados por una sola persona desbordada
que no tiene autorización para realizar un proceso de acogida respetuoso con
los derechos y necesidades infantiles, que no disponen de tiempo para que este
proceso se haga con el afecto y la calma necesarios y que
no disponen de apoyos para atender las situaciones que lo requieren. A veces también
porque los propios acuerdos entre profesionales están más inspirados por los
miedos fruto de una formación y profesionalidad deficientes (a que las
criaturas no traigan objetos de transición que temen provoquen conflictos, a
que las familias acompañen a sus hijos e hijas porque lo ven como un problema
en lugar de como un apoyo,…) que por un conocimiento riguroso de la infancia, sus derechos y necesidades en un proceso tan delicado como es el de incorporarse
a ese espacio físico, social y emocional nuevo que es la escuela.
Es, como muchos otros anteriores pero aumentado, un
principio de curso en el que han seguido desapareciendo aulas, en el que muchas
aún no tienen tutores o tutoras porque cientos de plazas son interinas, ya que no se convocan las necesarias en las
exiguas oposiciones, y el gobierno de la Comunidad de Madrid no ha nombrado todavía a quienes han de
cubrirlas. Son los recortes, los que hacen que esta Comunidad esté en la cola
del gasto en educación, los que ningunean a los niños y niñas, a sus familias y
a sus profesionales, los que encubren prioridades que tienen que ver con campos
ajenos a la educación, en una apuesta por la escuela concertada y en detrimento
de la pública.
Así empezamos el curso. Pero muchos y muchas profesionales
lo hacemos a pesar de todo ello con ilusión, con ganas de luchar por una
escuela cálida y con calidad, diferente
y posible, una escuela pública de, entre, con y para todos los niños y todas
las niñas, el mayor tesoro que tiene la sociedad tal como establece la
Convención de los Derechos del Niño, quienes merecen que luchemos por darles lo mejor, aquello
a lo que tienen derecho para vivir un presente feliz y un futuro más equitativo
y justo.
Empezamos el curso y seguiremos luchando por la Escuela Pública en la que creemos.
PLATAFORMA DE EDUCACIÓN INFANTIL 06
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